Nos dedicamos a trabajar duro, de aquà para allà todo el dÃa.
Los martes y los miércoles tenemos que hacer trabajo de calle, o sea, intentar captar clientes directamente,"a puerta frÃa". Sin duda son los dÃas que menos nos gustan tanto a mà como a Andrea, pero sabemos que a la empresa le urge cubrir esos 2 dÃas y nos parece bien hacerles el favor.
El trabajo es monótono y repetitivo. Consiste en ir por la rúa Augusta identificando gente que hable español y tratar de convencerles de lo maravilloso que puede ser descubrir Lisboa de la mano de un guÃa profesional que les contará secretos que de por si solos no descubrirán. Andrea solo tiene que hacer esto de 9 a 12, pero aquà un servidor tiene que hacerlo hasta las 4 de la tarde. Termino agotado el primer dÃa, el miércoles termino hecho polvo... Pero he logrado ventas.
El viernes decidimos celebrar todos los compañeros de piso que ha venido la hermana de uno de los chicos franceses de visita. Cenamos todos juntos en el patio y bebemos unas cuantas rondas de vino. Sobre la 1, cogemos un Uber y bajamos al Barrio Alto, el barrio donde la gente joven sale a celebrar que están en Lisboa, sea cual sea su motivo. Mas tarde cogemos otro Uber y nos vamos al Cais do Sodré, la zona de discotecas junto a la desembocadura del rÃo Tajo. Bailamos y lo pasamos bien. Al final vemos el amanecer... Ha sido una gran noche y una gran semana.
De izquierda a derecha: Dali, Tamara, Andrea, Óscar (yo), Apolline (la hermana de Armand) y Armand.