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Semana 5 (1a parte)

Las cosas seguían como siempre: Los martes y los miércoles a patear la Rúa Augusta de arriba abajo. Metía a algunos clientes, se me daba bien la gente. Hubo un par de días que metí 18 y al siguiente 19; todo un record.

Un jueves recibí una llamada inesperada de mi hermanastra; resultó que habían venido ella y su novio a pasar unos días por Portugal con una furgoneta de él que habían adaptado para que pudieran dormir dentro. Ese mismo jueves estaban en Lisboa y sabían por medio de mi madre que yo estaba por allí labrándome un futuro prometedor.

-¿Nos vemos hermano? Solo estaremos por aquí hoy, mañana por la mañana nos vamos para Sintra. -¡Por supuesto!

Los encontré en el famoso mercado de LX Factory a las afueras de Lisboa. Este mercado era un recinto industrial situado justo debajo del Puente 25 de abril a unos 15 minutos en coche del centro de Lisboa. En él había antiguas naves industriales reconvertidas en tiendas y restaurantes de estilo “hípster” y “underground”: El clásico “invertiremos mucho dinero en esto pero que parezca decadente, así vendrán todos los modernos a dejarse el dinero”.

Había de todo: restaurantes de comida vegana, bares de todo tipo, tiendas de objetos vintage y tiendas de tatuajes, todo eso decorado con grafitis (de los bien trabajados, no de los cutres) que cubrían las paredes de las naves con algún mensaje más o menos antisistema, o alguna frase poética y profunda.

Decidimos ir a un bar que estaba en la azotea del edificio que se hallaba justo en medio del recinto, lo que se conoce como un “rooftop”. El ascensor estaba estropeado así que tuvimos que subir las 5 plantas a pie… pero valió la pena. Efectivamente, el bar ocupaba toda la azotea y desde allí había unas vista increíbles del puente, el rio y la otra orilla de este.

Tomamos algunos tragos, nos pusimos al día, nos reímos y les conté un poco la historia de Lisboa y sus secretos (todo lo que recordaba de los tours que había hecho con mi empresa).

Sobre las diez y media de la noche nos despedimos y prometimos vernos pronto en Barcelona. Como ya iba algo corto de dinero, decidí no gastar en transporte público ni Uber y volverme a pie. Sabía que no sería un camino fácil, ya que Lisboa no era como el Eixample de Barcelona (y menos las afueras donde yo me encontraba), más bien era un laberinto de callejuelas.

Así que consulte con mi buen amigo Google Maps el camino de vuelta más directo y la información que salió en la pantalla fue la siguiente:

-De LX Factory a Praça do Comercio: 4km / 48 minutos a pie.

Comenzaba mi particular Odisea nocturna.

Mi hermanastra y su novio en el rooftop de LX Factory


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