Las estatuas humanas no eran más que gente disfrazada de algún personaje / temática como los que se pueden encontrar en Las Ramblas de Barcelona, pero de alguna manera me fascinaban más las de Lisboa, le daban un toque muy especial a la Rúa.
Había una pareja que simulaban ser 2 estatuas de hojalata con instrumentos musicales; cada mañana se pasaban 1 hora maquillándose para conseguir ese color negro/amarillo de las estatuas de hojalata... El resultado era increíble, eran de los que más éxito tenía.
Luego estaba una especie de "viuda triste" que parecía sacada de una peli de miedo. Era una mujer vestida toda de blanco con un vestido tipo victoriano de hacía un par de siglos y con la cara pintada también de blanco... Parecía la más triste de todas y la que parecía odiar más su trabajo.
Otro de los que había por allí era el indio.
El indio me provocaba sentimientos contradictorios: Me caía bien, pero a su vez tenia comportamientos muy machistas.Era un hombre grandote y corpulento, de unos 40 y algo, barrigudo... Pero él se creía todo un adonis. Ataviado con un tocado de plumas y un taparrabos únicamente, dejaba su fofo cuerpo expuesto con aires de macho alfa. De esta guisa se quedaba de pie encima de una caja en medio de la Rúa. Cada vez que un grupo de chicas atractivas pasaban junto a él las asustaba o les hacía gestos obscenos sin disimulo. Cuando se encontraba con alguna mujer que andaba sola, se atrevía a bajar de la caja, cogerla, entrelazar su brazo con el de ella y andar unos cuantos metros haciéndose el galán. Este disfrutaba bastante de su trabajo…
Y por último (pero no menos importante) estaba Cahrles Cahplin. Charles Chaplin era mi favorito con diferencia. Solía bajar sobre las 3 de la tarde y se colocaba en un pedestal justo debajo del gran arco que daba paso a la plaza.
La caracterización era increíble: El betún blanco en la cara, el bigote, el traje raído, el bastón, el bombín… Casi parecía el original.
Pero lo que lo hacia mi favorito no era su conseguida caracterización, sino su mala baba. A los pies del pedestal tenía varios carteles en ingles con símbolos y letras que decían claramente: Un foto = 1 euro . Claro y conciso. Muchos de los turistas que por allí pasaban no eran conscientes de que ese era su trabajo y lo que le llenaba el estómago a final de mes y se saltaban la norma que enunciaba el cartel. Cuando esto ocurría, Charles abandonaba su pose estática sobre el pedestal y señalando al turista que le había tomado la foto sin pagar, le empezaba a abroncar a pleno pulmón para cobrar su justa paga. Una vez vi cómo le gritaba a unos franceses que ya estaban como a quince metros “Los franceses son los más agarrados de toda Europa”… Era desternillante verlo enfadado, pero sin duda lo comprendía y sabía que esa situación ocurría más veces de las que debería.
Y entre toda esta fauna… Yo; Yo con la cara quemada por el sol, sudado y tratando de lograr algunos clientes para los tours… Al final todos estos seres se convirtieron en mi familia.
